Vuelve a escena “Grandes Valores del tango” como musical

“Volver a poner en escena esto es casi como el proyecto de Buena Vista Social Club para los cubanos, cuando esos viejitos gloriosos se subieron al escenario”, compara Diego Romay. Se refiere al ciclo de espectáculos Grandes valores del tango… el musical, que homenajeará a partir del jueves 22 y por diez únicas funciones en el Teatro Astral (Av. Corrientes 1639) al programa que durante 40 años sostuvo al tango en el prime time televisivo. Romay, hijo del mítico “zar” de la televisión Alejandro Romay, hace una pausa en el trabajo de producción para hablar con Página/12 y anticipa que el show contará con una orquesta en vivo dirigida por Lisandro Andover, que Germán Cornejo dirigirá las coreografías de 10 bailarines y que el elenco estable del espectáculo incluirá figuras históricas del programa, como Guillermo Fernández, María José Mentana, Alberto Bianco, Nestor Rolán y Roxana Fontan. Además, agrega con orgullo, cada velada será distinta, pues algunos de los popes del género, como Amelita Baltar y Raúl Lavié, entre otros, alternarán como invitados sorpresa en cada función. Y, señala, contará con el mismísimo Silvio Soldán para conducir cada noche.

Grandes valores del tango… el musical asumirá el formato de “biopic musical” en que Soldán recorrerá la historia del mítico programa con material documental histórico y actuaciones en vivo. “Hacer un show donde todos cantaran dos temas me parecía que no tenía sentido, busqué contar esto, la historia del programa desde los comienzos y homenajearlo como se lo merece”, cuenta.

La idea, explica, surgió de una conversación que escuchó en un almuerzo familiar hace más de 25 años. “Fue una comida memorable, llena de anécdotas, de historias y complicidades”, rememora. Es que la mesa compartida por los Romay tenía de invitados nada menos que a la familia Mores en pleno. “Esto fue antes del 97, y en ese marco Mariano Mores le dice a mi padre ‘¡tenemos que volver a hacer Grandes Valores!’, y cuando hace tres meses del Astral me dicen ‘che, se va Kinky Boots, ¿qué hacemos para reemplazarlo?’… ¿y viste cuando te pegás un viaje? Me quedó esa promesa histórica inclumplida y la recuperé, para mí fue muy fuerte ese momento y ahora la sensación de poder homenajearlos es algo muy lindo”, revela. “Yo era un pibe. Tenía 25 años. Esto fue incluso antes de que estrenara mi primer espectáculo musical, que fue justamente Tanguera y tenía un tema de Mores. Ese almuerzo fue un encuentro muy lindo entre dos creadores, con tanta confianza entre ellos. Se ve que me quedó adentro”.

-Prácticamente creciste con Grandes Valores, ¿cómo era para vos convivir con el programa?
-Se naturalizaba, totalmente. Más que con Grandes Valores, con el propio género. En casa se escuchaba mucho tango, mi viejo era tanguero de ley. Era como pedirle a un locutor de hoy que pasa música contemporánea… en esa época era el tango. Se vibraba eso todo el tiempo. Las celebridades eran artistas de tango. Y me imagino un locutor que iba a tanda o recurría a pasar música, anunciaba todo el tiempo cantantes de aquella época, y a las grandes orquestas, Pugliese, Troilo. En mi casa todo eso era muy cotidiano y mi viejo lo defendió cuatro décadas, porque fue hasta el 93-94, que se dio de baja. ¿Qué programa de televisión se sostiene cuatro décadas?
-Fue un hito.
-Estoy pensando, inclusive, en cómo el programa atraviesa históricamente todo el proceso de transformación de la televisión. Tengo amigos que me decían que veían Grandes Valores con su abuela, a la noche, porque era lo que se veía y no había otra cosa. Sus padres o su abuela decidían qué se veía y había una pantalla en el comedor. Es fuerte pensarlo en términos de hábitos de consumo de la tele. Producía también un encuentro generacional, que es lo que sueño que se recupere ahora en el teatro. Que los pibes puedan sacarle las entradas a sus abuelos.
-¿Hoy la tele es otra?
-La manera de ver y consumir la televisión, sí. Hoy ves a la hora que querés, lo que querés. Yo tengo tele en lo de mis tres chicos y nadie visitó su televisión nunca. Los pibes ven otra cosa, se vinculan con las plataformas y consumen desde ahí. Además están las redes sociales, Youtube. Es impresionante. Volver a poner en escena esto es casi como el proyecto de Buena Vista Social Club para los cubanos, cuando esos viejitos gloriosos se subieron al escenario. Acá glorias del tango de 80 pirulos agradecidos infinitamente y diciéndome “esta es mi casa”. Imaginate que había concursos de voz permanentemente, como ahora. Eso no había cambiado mucho, hoy está La Voz, el otro de Tinelli. Antes ocurría exactamente lo mismo. Claro que antes estaban vinculados al tango. Pero Guillermo Fernández me decía “éramos todos chicos, pibes de 12 años y tu viejo nos cagaba a pedos. Vivíamos ahí, era nuestra escuela, nuestro hogar, pasábamos muchas horas ahí”. Eso es emocionante. Mentana me decía que para ella es una especie de encuentro con amigos históricos, con quienes vivenciaron cosas muy fuertes. Pensarlo en esos términos, cuarenta años atrás… mierda, es mucho tiempo.
-¿Cómo se lo adapta al día, el ritmo y la estética de hoy?
-Una de las cosas que me desafiaron fue pensar qué producir en el escenario. Me resistía a armar un boliche con gente cantando uno atrás de otro. Eso no es lo que quería. Sin duda habrá cantantes, pero ¿qué laburo de curaduría hacer para mostrar esta historia? Ahí pensé que lo más interesante era hacer una especie de biopic, de puesta en escena de documental histórico atravesado por lo musical, que recorra la historia. En eso Canal 9 se portó de maravilla, me abrieron su departamento de envasados para hurgar ahí. No sólo material de archivo, sino que me contacté con Raúl Ontiveros, antiguo fotógrafo de Canal 9, que tiene 90 años y lo fui a ver a su casita en Munro. Tiene una colección de retratos de todos los artistas. Mandé a digitalizar todo eso. Hay cosas increíbles ahí, ¡incluso de rockeros tocando en Grandes Valores! Entonces el espectáculo se moderniza con una pantalla de led gigante donde conviven imágenes increíbles de aquel entonces, casi como cuando Natalie Cole cantaba con su padre muerto, para recuperar esa mística. Con testimoniales que grabamos específicamente para esto. Los mismos cantantes cuentan historias que servirán de transiciones a canciones. Con una orquesta que va a sonar del carajo y una puesta en escena muy vibrante. ¡Y con Silvio!
-Soldán quedó en el imaginario como “el” conductor, aún si antes estuvieron Hugo del Carril u otros.
-No me imaginé nunca un Grandes Valores sin Silvio Soldán. Lo primero que pensé fue en él y cuando lo visité me encontré un Soldán de 87 años impecable, con la misma cabeza, “un corte, una quebrada”… Es un monstruo maravilloso. Además quiero que la gente se divierta.
-¿Cómo siguió el programa la evolución del tango?
-Fueron desafíos distintos para el género. Cuanto más atrás vamos es más fácil para el tango en términos de audiencia y popularidad. Los ‘60 fueron naturalmente épocas muy fuertes. Los ‘70, con la llegada del rock, tuvo sus traspiés y desafíos por sostenerse. En los ‘80 tiene un vigor muy fuerte que coincide con la llegada del fenómeno Tango Argentino en Broadway, que le da un impacto muy grande. ¿Viste que algo impacta en el exterior y se recupera nacionalmente? En los ‘80 además se le dio mucha inyección a las voces jóvenes. En esta cosa del tango como talent-show, que pasaban chicos muy jovencitos y el programa todo el tiempo escupía nuevos talentos. Y en los ‘90 se dio el deterioro, también en términos del cambio de foco de la televisión. Los ‘90 estuvieron movilizados y sostenidos por mucha presencia internacional. Venían las grandes figuras: Julio Iglesias, Django, Isabel Pantoja, y pasaban por ahí. Era una plataforma también para grandes figuras. El rock nacional, inclusive. Revisitando material de archivo, ves cantantes de rock y folklore que pasaban a hacer covers. Mi padre se adaptaba permanentemente a los cambios, sabía innovar y dar vigencia. Hasta que finalmente los cambios de la tele, la llegada de la ficción a horarios centrales, terminan por peinar esos programas musicales de la noche. Además la competencia de los ‘90 fue muy fuerte, con ya Telefé y el Trece que se disputaban todo. Hoy estamos en otro mundo totalmente distinto, pero el programa supo ir atravesando esas instancias.
-¿Y el tango de hoy?
-El tango hoy vive un proceso de cambio muy interesante. Con esto me empecé a familiarizar con la gente joven que lo empuja y hay un movimiento de pibes que le dan una vuelta muy interesante. También desde el baile. Las milongas están estallando. Hay un fenómeno de pibes que bailan tango hoy que es muy interesante. Son procesos que van trasnformando y reconvirtiendo al género. Lo mío es más una cosa histórica, pero puesto en vigencia desde una puesta atractiva. Sí es cierto que naturalmente el tango que tuvo que vivir esos procesos duros, de desafío. Mi viejo usó una frase que nosotros la pusimos en un homenaje cuando falleció. Decía él que si la televisión nacional no defiende las temáticas y la impronta nacional, está muerta. Te encontrás hoy con multiplataformas de señales internacionales, ¿entonces cuál es tu oferta de valor a tu audiencia? ¿Cómo competís con ese mundo? Es imposible salvo que construyas programas, entretenimiento, que puedan traccionar en los intereses de tu propia comunidad. Nuestro país tiene intereses que lo vinculan, hay temáticas que nos interpelan. La TV tiene que ocupar ese lugar, generar contenidos interesantes, divertidos, que den lugar a la cuestión nacional.
-¿Y sucede?
-Lamentablemente la ficción argentina hoy tiene poco lugar, está complicado en términos de costos y producción. Ver a nuestros propios actores se hace difícil.
-¿Cómo fue producir con estas figuras históricas, de tanta trayectoria?
-¡Me la hicieron fácil! Tuve yo que poner un freno porque me llamaron un montón y tuve que estructurar una mecánica que les dé un espacio. Yo no puedo tener a todos, todos los días porque iba a ser un despelote. “Fue mi casa, tengo que estar”, me decían. Me impactó entender con qué estaba laburando. Saber que esto no es joda, que fue un proyecto de cuatro décadas que dio espacio a un montón de gente que le debe su vida, su carrera profesional, a Grandes Valores.

Dos protagonistas

Guillermo Fernández y María José Mentana eran dos de esos pibitos que, recuerda Romay, correteaban por los estudios de Canal 9 entre bloque y bloque. Ambos reconocen en Grandes Valores del Tango no sólo el salto a la fama, sino también una escuela de música y de vida. “En GVT vi el primer partido del mundial 78 en una mesa con Diego Armando Maradona. En GVT le di una serenata a dúo a Azucena Maizani a dúo con Floreal Ruiz. En GVT canté con Virgilio Expósito ‘Naranjo en flor’, con Homero Expósito sentado al lado. En GVT me escribieron a mano en un papel un tango Piana y De Caro y me lo firmaron. Canté prácticamente con todos”, recuerda Fernández.
El programa, incluso, lo salvó del “retiro”. “Cuando tenía 12 años me sentía un veterano porque cantaba en todos lados, de las cantinas a Canal 7. Ya me quería retirar porque empezaba la secundaria. Fui a ver cantar a Hugo del Carril, me hizo subir al escenario, canté cuatro tangos y con la ovación me dijo que ese era el motivo por el que no tenía que dejar de cantar tangos. Él en ese momento conducía el programa y me dijo ‘te voy a llevar’”, recuerda. La promesa coincidió con el alejamiento de Del Carril del programa, pero su representante no dejó la promesa incumplida y la noche de su debut, Fernández cerró haciendo un dúo con el Polaco Goyeneche. “En el corte el director musical fue a buscar al archivo un arreglo y cerramos ‘Quiero huir de tí’, sin ensayar ni nada, conmigo haciéndole las terceras voces al Polaco”.
“Más adelante me convertí un poco en el nieto de todos, estaba con Floreal, con Morán, nos queríamos muchísimo porque había mucha diferencia de edad. Además había mucho respeto porque a los 14 años yo ya era músico. Había estudiado con Sebastián Piana, con Troilo que ya había muerto, con Demare, con Grela, tenía una formación musical importante, así que había una relación muy linda, muy cariñosa.”
Para Mentana, Grandes Valores significó hasta cambiar su nombre. “Era una nena de 9 años llamada Roxana Inés Mentana y el día que empezaba no podía cantar con mi nombre y decidieron cambiármelo: ahí nació María José. Grandes Valores significó un comienzo maravilloso en mi vida. Pasaron muchos años y tengo una gratitud enorme por esa primera vez”, dice. “Ahora estoy muy feliz de participar de este homenaje, es algo que me llena de orgullo porque nacimos en Grandes Valores. Con Guillermo le hemos dado la bienveida a Silvio Soldán y para nosotros estar con Silvio compartiendo escenario, en este reconocimiento a ese programa que hizo tanto por el tango, es sensacional”.

Fuente: Página 12