Charlas con gente del Tango desde París: Stephanie Berard 

Charlas con gente del Tango desde París: Stephanie Berard 

por Belén Bulacio —

Stephanie es bailarina de tango, en su profesión se especializa en teatro caribeño y hace investigación de la conexión entre el cuerpo y la mente. Nos reunimos por Zoom para tener esta entrevista a la que llegó después de conocer a un escritor nigeriano que admira – uno de  los regalos que le da vivir en una ciudad como París dice Stephanie.

Belén: Para empezar, gracias por este ratito que me compartís hoy desde París. Contame cómo fue tu encuentro con el tango.

Stephanie: Todo empezó en los Estados Unidos en 2011. Ese año me separé después de una relación de 10 años y empecé a hacer psicoanálisis y yoga y faltaba algo entonces después de esta preparación psíquica y corporal tuve ganas de encontrar de nuevo mi feminidad y de encontrar al otro, a un hombre. Y pensé que debía bailar, yo ya había hecho otros bailes como ballroom, salsa y danzas tradicionales del Caribe. Y quería hacer algo nuevo entonces el tango argentino apareció en mi cabeza. Yo lo había visto por primera vez cuando tenía 20 años, vi una pareja argentina bailando en una exhibición pero no había pensado en aprenderlo o bailarlo. Entonces, yo estaba en mi oficina y pensé “ OK, voy a bailar tango argentino” y fui a buscar si había una asociación de tango en la pequeña comunidad americana en la que estaba viviendo, Charlottesville, Virginia. Había una comunidad y empecé a bailar con un profe de universidad de física que tenía un enfoque muy cartesiano. Y así empecé mis primeras clases en esa comunidad pequeña de 20 personas y una milonga por semana.

Desde el principio me encantó la música, la relación con el cuerpo, la seducción. Todo eso. Y después de algunos meses fui a bailar a Washington. No tenía mucho tango pero quería bailar y desde ese momento empecé a viajar por el tango a Nueva York, a Montreal y después a París porque luego yo tuve un año sabático. 

Entonces para mí el tango empezó de una manera un poco rara en un lugar que no tenía nada que ver con Argentina o el tango pero en una comunidad que fue muy acogedora. Esos fueron mis primeros pasos con el tango en los Estados Unidos. 

Belén: Ok, entonces ya conocías la danza desde tus 20 años. ¿Cómo fue el contacto con la música y la poética?

Stephanie: Había escuchado a Piazzolla entre los 18 y los 20 años. Yo escuchaba Piazzolla sin saber que era tango y sin conocer la historia ni la evolución del tango. Me gustaban los sonidos del bandoneón pero yo no tenía idea de quién era Piazzolla ni del tango. Cuando bailé tango salón a los 20 años era otro baile y la música del tango no formaba parte de mi vida. Sin embargo, la obra de Piazzolla me apareció temprano. 

Belén: ¿Qué lugar le das hoy al tango en tu vida?

Stephanie: Ya pasé por la etapa de los primeros tiempos cuando necesitaba bailar todos los días. Ahora puedo pasar algunos días sin bailar. Con escuchar tango es diferente porque escucho tango cuando voy a caminar en el parque, cuando tomo el subte. Siempre tengo música de tango conmigo.

Con respecto al baile, considero que la calidad es más importante que la cantidad entonces prefiero bailar menos pero mejor y dentro de mí hay muchas ganas de volver a Buenos Aires. Volver a Argentina es conectar con una energía que me llena y esa energía no puedo encontrarla en París entonces acepto que lo que pasa en Francia es diferente y no me llena de la misma manera. Aquí no me siento con esas ganas de ir a bailar que sí siento cuando estoy en Buenos Aires. Este sábado sí voy a ir a una milonga que organizan mis profesores y es con gente que conozco.

El tango es parte de mi vida pero no parte de mi vida cotidiana. No como lo era cuando empecé.

Belén: Además de esa conexión y esa magia que se despliegan cuando venís a Buenos Aires, ¿por qué venís a Buenos Aires? ¿Qué encontrás aquí?

Stephanie: El abrazo argentino que tiene algo particular, tiene la cualidad de enveloppant, esto es envolvente, va totalmente alrededor del cuerpo de la mujer. En relación a la música, la gente no solamente conoce los tangos y sus letras, es parte de la sociedad, es parte de la cultura y de la historia. No es algo que viene de afuera, Buenos Aires es la cuna del tango y se siente que la gente vibra con el tango. También encuentro que es diferente la relación de sociabilidad, allí la gente no sólo va a bailar sino que con cada pareja disfruta de la música y entra en una relación que no es sólo para bailar y hacer ejercicio o para mostrarse. Depende de cada milonga pero me pasa que cuando bailo en Buenos Aires, hay algo muy íntimo que pasa en la pareja de baile. Esto lo encuentro menos en Francia, donde la relación con el cuerpo es diferente, donde hay tangueros que no escuchan la música o que no hacen la diferencia entre una orquesta y otra. En Buenos Aires, los tangueros en general saben con quién van a bailar tal o cual tanda entonces esta conexión con la música y el baile es fundamental. 

Belén: Entonces cuando estás en Buenos Aires, ¿ya tenés tus bailarines preferidos para cada tanda u orquesta?

Stephanie: Sí,sí porque ya he visitado Buenos Aires muchas veces. También siempre es interesante conocer nuevos bailarines, nuevos milongueros pero como ya conozco a tangueros allá, sé que con algunos puedo bailar más milonga o vals. Por ejemplo, la tanda de Pugliese que es  una orquesta muy particular, voy a elegir particularmente con quien la voy a bailar y prefiero no bailarla si no hay tangueros que me inspiren. 

Entonces, sí tengo bailarines preferidos pero también estoy abierta al descubrimiento de nuevos tangueros. Todo el mundo viene a bailar a Buenos Aires y hay tangueros extranjeros que bailan bien.  

Belén: ¿Cómo es tu mirada sobre lxs milonguerxs en Buenos Aires?

Stephanie: Algo que puedo observar en Buenos Aires es que la gente mira a los que bailan. Los tanguerxs observan la energía y miran con quién puede funcionar. La gente también espera y no se apura para salir a bailar como sucede en Francia que apenas la música suena, la gente sale a bailar. Hay algo que es más lento. Algo que se hace de una manera que, no sé si es más orgánica, pero se hace con más tiempo y con más observación. Antes de que los tangueros empiezan a bailar, antes de empezar a moverse sobre la pista, hay no sé, unos 30 segundos en los que la gente habla. Eso es muy particular, nunca lo ví aquí en Francia. Aquí en general no se habla, la gente empieza a bailar y ya. 

También observo que en Buenos Aires hay una progresión o graduación en las tandas. En las tandas de tres temas, el hombre va viendo de a poco qué puede crear con la mujer. Entonces es como una construcción gradual y eso me gusta. Es algo así como, en el primer tema nos conocemos, en el segundo podemos bailar e improvisar y en el tercero es más como fuegos artificiales. Ý eso es más específico de Argentina, no es una regla general, por supuesto, pero es lo que puedo sentir. Hay una observación, una progresión, una graduación.

Belén: ¿Qué bendiciones trajo el tango a tu vida?

Stephanie: Muchos. Depende de cada época pero muchos. Me ayudó a sentirme en la búsqueda del equilibrio. El eje no es solamente algo físico. Este  eje que buscamos en el tango te ayuda a centrarte físicamente, mentalmente, psicológicamente. Eso es un regalo. Otro es la paciencia.  Soy una persona que, en general, cuando quiero algo lo quiero ya mismo. Soy muy rápida. Y el tango es una escuela de paciencia. El eje no se encuentra ni se construye en un mes ni en un año. Esa es una enseñanza para hacernos y darnos tiempo y es un regalo también. Y la humildad que va de la mano de la paciencia. Hay muchos egos en el tango pero hay algo muy honesto y humilde también. Mostrarse deja de ser importante. Y la alegría, es una energía de alegría la que siento cuando bailo que no encuentro en otras prácticas. También me trajo el regalo de sentir el presente, el sentimiento de estar en un presente muy intenso y a la vez es como un regalo envenenado porque después afuera del tango todo parece insípido. Entonces, hay esta intensidad, esta pasión que son maravillosas pero después está la otra cara que es preguntarme qué hago ahora cuando termina la danza porque esa intensidad no puedo encontrarla en otras partes de la vida. 

Belén: ¡Será por eso que volvés a Buenos Aires! [risas] París te parece casi aburrido…

Stephanie: Es que también es por los encuentros que genera el tango. Las amigas que tengo en el tango son muy cercanas, no son muchas pero el vínculo es muy fuerte. Y también el amor que se puede encontrar en el tango con todo lo que es maravilloso y todo lo que es duro. Entonces bailamos y vivimos lo que las letras del tango cuentan. Es un reflejo entre lo que pasa en la vida, en las milongas y lo que los cantores cantan. 

¡Muchísimas gracias Stephanie por tu disposición a compartir tu sentir, tus vivencias y tu alegría de bailar para esta entrevista!