La muestra era chiquita, acotada a un exhibidor quizás con 20 o 30 libros sobre tango y lunfardo en la Sala Abraham Vigo.
En las paredes había obras del maestro Luis Zorz “ El fileteador de lxs porteñxs”, quien a los 12 años también aprendió el oficio de letrista y quien es hoy el heredero de este arte.
Sus piezas coloridas y alegres enmarcan un universo fantástico e pájaros, flores, delfines y hasta dragones.
Cada obra es una pieza rectangular de madera delgada. A veces parecen campanas, otras veces trompetas y por momentos letras de un alfabeto antiguo devenidas en plantas exóticas. El fileteado es flexible, se deja interpretar por la mirada que observa la estructura de una carroza salida de un cuento de hadas y segundos después percibe el boceto de una elegante sopera con virola dorada. En cualquier caso, hay en esta técnica artesanal una belleza singular.
On Tuesday, September 17th I visited the tango book exhibition, which was made up of only one panel with about 15 to 20 books on tango and lunfardo (slang). However, the most inspiring bit was the display of works of fileteado porteño by master Luis Zorz, who learnt his craft at the age of 12 along with the skill of letterist. The art of fileteado porteno comprises the art of painting the frame of signpost that contain a word in a very special lettering.
Zorz’s pieces are colorful and merry: they have birds, flowers, dolphins and even dragons. Each fileteado is a rectangular wooden painting. At times they seem to represent bells, others they look like trumpets, or flowers and even resemble exquisite letters of an ancient alphabet. This is a flexible art, some works reveal the outline of a chariot from a European fairy tale and yet the same design may convey the sketch of a soup bowl worthy of a fancy table. Whatever the case may be, fileteado opens the door to a new world aligned by a singular beauty.