Los Reyes Magos y el tango

Dormite mi niño Pedro
que está por llegar,
envuelto de nube y cielo,
Papá Baltasar.

Dormite mi niño Pedro
que está por llegar,
al tranco de su camello
Papá Baltasar.

Un ángel nació en Oriente,
el pelo color de té,
lo acompañan dos palomas
y un burrito de Belén.
Tres Reyes buscan su cuna
detrás de una estrella azul.
La madre, madre Maria,
y el niño, Niño Jesús.
De mi niño, niño Pedro,
no te vayas a olvidar.
Que mi niño es el más negro
y el más pobre, Baltasar.


Mi Pedro escribió una carta,
Papá Baltasar.
Y un ángel con alas blancas
la pudo llevar.
Mi niño ya está soñando
con la matraca,
con el tambor.
Y el trompo de cuerda larga
y el tren de carga
y el carretón.

Así retrató el recordado Homero Manzi en su milonga Papá Baltasar la tradición por la que cientos de miles de niños y niñas del mundo ponen sus zapatos al pie de la ventana para recrear la visita de los Reyes Magos al recién nacido Jesús de Nazaret.
Es que esta celebración religiosa, que ha sido representada por innumerables expresiones artísticas, también fue tema de inspiración para el mundo tanguero.
“Papá Baltasar” es una cariñosa milonga candombe que, con música de Sebastián Piana y grabada en 1942 por la orquesta de Aníbal Troilo, narra el pedido de un niño pobre al Rey Mago, a quien le llevará un tambor, un trompo de cuerda larga, un tren de carga y un carretón, entre otros juguetes comunes por aquella época.

Otra canción que hace referencia a la celebración es el tango “Noche de Reyes”, de 1926, con música de Pedro Maffia y letra de Jorge Curi. Pero lejos de ser un retrato alegre de la tradición es una narración trágica en la que un hombre asesina a su mujer tras encontrarla con su amante. Fue grabada en 1927 por Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras.

En línea con el drama, también está el tango Un regalo de reyes, de Pascual Mamone y Reinaldo Yiso, en el que el protagonista cuenta cómo por culpa de “un amor sin alma” abandonó su hogar y ahora arrepentido no puede visitar a sus hijos ni en la víspera de la celebración.

No vine a que perdones mi infamia, mi egoísmo,
este abandono enorme ni lo perdona Dios.
Pensando en los purretes no duermo y es castigo
que muerde mi conciencia como una maldición.
Mañana, seis de enero, el día de los Reyes
allí en sus zapatitos dejales, por favor,
esta muñeca rubia que traje para Marta
y para Ricardito el libro “Corazón”

Fuente: buenosaires.gob.ar