La Empoderada: orquesta atípica

Una orquesta “atípica” que reivindica el lugar de mujeres y disidencias en el tango

Tiene 26 integrantes y está compuesta por quienes no lograron insertarse en las agrupaciones tradicionales. Incorporan guitarras e instrumentos de viento, arreglos propios y letras libres de violencia machista. Se presentan este miércoles en el Festival Transfeminista de Tango del Teatro Roma de Avellaneda.

Integran una orquesta de tango que se autodefine como “atípica” y la diferencia está a la vista en cada ensayo y cada presentación ya que a la formación clásica del género le suman instrumentos de viento. Pero la presencia de flautas y clarinetes no es más que la transgresión menor de La Empoderada, que tiene unas cuantas en su haber: es la primera orquesta de ese tipo y esta envergadura conformada por 26 mujeres y disidencias y logró armar un repertorio de letras liberadas de la violencia simbólica, en las que las “naifas no son “coquetas y risueñas” ni se merecen puñaladas o “tortazos”, sino “minas” que le aclaran al “punto” que no van a estar a su servicio.

Cuenta la directora y violinista Pamela Victoriano que la agrupación de mujeres y disidencias surgió en 2018 a partir de una convocatoria en Facebook para gente con ganas de hacer música. Las cientos que respondieron a aquel mensaje se dividieron por preferencia musical y entre las amantes del 2×4 surgió La Empoderada.

“Creo que el surgimiento de esta orquesta atípica es parte de un proceso que se viene dando motorizado por el movimiento feminista”, apunta Victoriano. “Éramos muches las que teníamos ganas de tocar pero no encontrábamos un espacio en el que nos sintiésemos cómodas con respecto a las letras, a los arreglos. Eran temas escritos por hombres para hombres y con un estilo afín”, agrega Andrea Soccorso, chelista y encargada de prensa de la agrupación, quien, como el resto de los integrantes de la agrupación usan el lenguaje inclusivo y el pronombre “elles” para abarcar a todas las identidades que participan d elos ensayos y los espectáculos.

Si hay algo que caracteriza a la orquesta, además de la composición y la línea de vientos son las letras de sus temas. Al principio eligieron los tangos clásicos en los que no hubiese violencia y discriminación de la mujer y convirtieron a “Se dice de mí”, aquel tango que popularizó Tita Merello en un caballito de batalla y un modo de plantarse en el escenario. Pero luego llegaron nuevas composiciones que ellas rastrearon o les acercaron las propias autoras. Entonces comenzaron a surgir los versos que hablan de “Muchos hablan de amor, y nos matan cada vez más”, “las más pobres son las que sufren más” y “Juntas vamos por más. Ni un paso atrás”.

“Antes me gustaba el tango pero escuchaba las letras y me enojaba. Ahora me volví a enamorar del estilo y pude volver al tango”, analiza Soccorso y agrega: “A veces, el tango cuenta historias y es una herramienta para concientizar para hablar de distintas problemáticas, o sea, no solamente en música en sí, sino con con un contenido a través del cual buscamos generar reflexión sobre algunas causas y también hablar, por ejemplo, del amor, pero desde el punto de vista de una mujer o de una disidencia”.

Carolina Ramírez, también a cargo de los violines, apunta que además del repertorio de “tango nuevo”, la agrupación irrumpe con una formación diferente: “Además de buscar compositores y autores de disidencias que tienen muchas cosas para decir, también sumamos instrumentos que no forman parte de las orquestas típicas como las guitarras y toda la fila de vientos. Tenemos flautas, clarinete y saxo barítono”.

A su lado, Laura García Cortés destaca también que la agrupación se ocupa de adaptar los temas a la estética y los sentimientos de sus integrantes. “En lo personal, además de poder tocar el bandoneón en La Empoderada soy una de las que se ocupa de los arreglos. He aprendido a escribir para nosotras, para nuestro formato y eso es un aprendizaje constante”, cuenta la colombiana que llegó a Buenos Aires, se enamoró del tango y ahora da clases de música en un jardín de infantes, una secundaria y toca en un trío de tango.

Sabe de lo que habla ya que integra la Comisión de “Arreglos”, ya que para motorizar su sueño de tocar tango a su manera, las chicas eligieron crear una cooperativa y autogestionarse. “Para hacer tango feminista decidimos apostar al diálogo. Nos conformamos en distintas comisiones con una coordinadora cada una y funcionamos de modo cooperativo y horizontal”, suma Soccorso.

Cuentan las integrantes de la orquesta, y no cuesta nada creerles al ver el clima de cada ensayo, que a partir del modo cooperativo y democrático construyeron una relación de afecto y complicidad.“Hacia el interior de la orquesta y hacia el exterior, con otras mujeres del tango. Somos compañeras, nos conocemos, nos respetamos y nos queremos”, agrega Ramírez.

Lo confirma, pocos minutos más tarde la llegada de Olga Epstein, una de las cantantes de la orquesta, que trae en su mochila de bebé a Toto, de diez meses. Todas corren a levantarlo en brazos y a jugar con él. “Estudié tango en la Escuela de Música Popular de Avellaneda y encontré acá un lugar para hacer lo que me gusta. Toto viene a los ensayos desde que nació, y mi hijo mayor también lo hizo”, recuerda.

Todas se entusiasman con la experiencia que las lleva cada semana por distintas salas de ensayo de Congreso y San Cristóbal, y llevó su show en el que hay tango instrumental, canto y danza para reivindicar el lugar de la mujer en el tango a diversas salas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, el Centro Cultural Kirchner, la Biblioteca Nacional y viajaron a Montevideo, Uruguay, para formar parte del Primer Encuentro de Mujeres y Disidencias en el Tango. Este miércoles 11 actúan en el Teatro Roma de Avellaneda desde las 20 en el IV Festival de Tango Transfeminista.

“Es maravilloso ser parte de la historia del tango. Para mí ha sido una fortuna increíble, yo llegué a Buenos Aires en el 2018 y venía por tres meses y me terminé quedando. “La Empoderada” es mucho más que el grupo en que toco. Es mi familia”, confiesa García Cortés. Ramirez grafica: “El tango es el 80% de mi vida. Habito este nuevo tango y me siento muy cómoda en él”.

Victoriano se muestra satisfecha y habla de un “momento bisagra”, pero advierte: “Todavía falta bastante. Falta cumplir el cupo para que muchas compañeras y compañeres que quieren estar en los escenarios encuentren su lugar. Esperamos que experiencias como la nuestra se multipliquen”. Y ahí están ellas dispuestas a liderar la avanzada y a compartir su experiencia con quien quiera escucharla.

POR EVA MARABOTTO PARA TÉLAM