El tango en Venezuela. Una velada con los tangos cañoneros.
La historia del tango en Venezuela se remonta a la primera década del siglo XX, cuando las bandas de guerra y las bandas de la municipalidad ofrecían conciertos al aire libre para todos los caraqueños que concurrían a la invitación que se les hacía, a través de una pequeña columna cultural que reseñaba el diario El Universal para aquel entonces.
Los asistentes podían disfrutar de los couplés de moda, de valses criollos, habaneras y algunos tangos con nombres de animales exóticos. En algunas ocasiones, la columna hacía invitación para que la acostumbrada concurrencia asistiera a la presentación de seductoras bailarinas que cantaban y danzaban al ritmo de una contradanza, zarzuela o tango.
De esta manera Venezuela daba un paso importante en la reinterpretación del tango, aunque la sociedad del momento rechazara la vulgaridad de sus estribillos y algunas letras posteriores que fueron consideradas como pervertidoras de la moral y las buenas costumbres de las niñas.
Durante el mes de agosto del 2000 nos dimos a la tarea de realizar una serie de investigaciones sobre la posible Afrocubanía del Tango. En la Hemeroteca Nacional nos topamos por sorpresa con una partitura para piano en tiempo de tango criollo del año 1941 llamada “El Tusero” y de autoría de Eduardo Severing, personaje oriundo de Tucacas ,una población central costera de Venezuela.
La partitura nos vino como anillo al dedo. Desde hace algún tiempo veníamos concibiendo la posibilidad de acumular información para una publicación sobre la Historia del Tango en Venezuela y precisamente esa semana teníamos un encuentro con el músico, compositor, director de orquesta y autor de la aplaudida obra sinfónica “Tango Cortázar” (1984): Juan Carlos Núñez.
Juan Carlos Núnez es a nuestro juicio un hombre excéntrico y original. Nacido en Caracas en tiempo de postguerra (1947) ha concebido su vida como un momento para crear con la misma libertad que un pájaro ensaya sus primeras notas cada mañana. En 1973 viajó a Varsovia para estudiar dirección orquestal en la escuela estatal PWSM. Posteriormente dirigió la orquesta del Conservatorio de Varsovia y la del Teatro La Fenice, en Venecia. Un año antes había obtenido el Premio Nacional de Música con la obra “Tocata sinfónica” (1972).
Actualmente y siendo su fundador, dirige la Cátedra Latinoamericana de Composición Antonio Estevez. Pero lo más curioso de su carrera fue haber abandonado sus estudios académicos por considerar que limitaban su capacidad de creación. No podía concebir toda una vida repitiendo lo clásico, lo barroco… necesitaba escuchar sus melodías interiores para plasmarlas luego en el pentagrama. Hoy día su irreverencia ha dejado frutos y es considerado por la crítica como uno de los músicos más consagrados de nuestro país.
La noche de la entrevista tuvo su lugar en el Este de Caracas. Hablamos de muchas cosas entre las que logramos tocar el nombre de Nezahuacoyotl, el máximo poeta de la prehispanidad mexicana, un tema que le apasiona y que es motivo de su investigación para la produción de una nueva obra musical. No entró en muchos detalles pero me comentó que Astor Piazzolla a quien consideraba su amigo le reveló en el ’70 algunos secretos orquestales.
Los que concurrimos esa noche, pasamos por la pena de pedirle que nos tocará algunas piezas en el piano e incluso me atreví a recitar los versos de “Mano a mano” con su acompañamiento y más aún le solicité que interpretara un par de tangos que había encontrado en la Hemeroteca Nacional: se trataba de los tangos “El Tusero” de Severing y “Mal de ti” de Matilde Villalaz de Lancini, este último incluia la letra y fue compuesto en enero de 1937.
Con grabadora en mano y con todos mis sentidos dispuestos sobre la melodía, disfruté de una velada que me hizo remontar a la vieja música interpretada por las bandas de cañoneros quienes conservaron la los aires rítmicos y melódicos de nuestro país desde el gobierno del Ilustre venezolano el General Guzmán Blanco (1870). Muchos de estos músicos desaparecieron entre la década del ’20 y del ’30, y para cuando era muy chico empezaron a dispersarse las bandas que hacían sus retretas en las plazas de las provincias. Tiempos viejos que nunca volverán.
Los comentarios de Juan Carlos Núñez coincidieron con nuestras apreciaciones; no se trataban de tangos, de piezas montadas al compás reconocido del género, eran en todo caso habaneras amilongadas con un sabor muy venezolano. La música del tango “Mal de ti” resultó romántica y evocadora de tristezas, mucho más suave y dulcemente cadenciosa que “El Tusero”, no obstante su letra busca la misma fórmula de los tangos de la época.
Así concluyó la velada, disfrutando de dos tangos venezolanos que no habían sido interpretados durante medio siglo, sus acordes revivieron los instantes de una sociedad romántica y juguetona y, entendimos cómo latían los corazones de la gente de antaño.
FUENTE: Ricardo Sayalero García para www.todotango.com