2020 trajo cambios forzados, rupturas en los tiempos personales y el espacio social, desafíos laborales, limitaciones por todas partes pero también nuevas perspectivas, enseñanzas y bendiciones. El Tango, y sus hacedores, se adaptó, se reinventó, se sostuvo, desarrolló nuevos formatos y sigue vivo y vigoroso – no hay Covid que le entre.
Como escribió el poeta Manuel Romero:
“Canción maleva, canción de Buenos Aires,
hay algo en tus entrañas que vive y que
perdura,
canción maleva, lamento de amargura,
sonrisa de esperanza, sollozo de pasión.
Este es el tango, canción de Buenos Aires,
nacido en el suburbio, que hoy reina en
todo el mundo;
este es el tango que llevo muy profundo,
clavado en lo más hondo del criollo
corazón.”
Desde Milonga celebramos el Día Nacional del Tango en tiempos de pandemia difundiendo las reflexiones de diversos miembros de la comunidad milonguera sobre sus vivencias y los anhelos que marcaron el año y el nuevo contexto. Auguramos un regreso al encuentro, al baile y al espacio milonguero con energía renovada, cuando las condiciones estén dadas para que participemos todos. ¡Feliz Día Nacional del Tango!
Belén: Durante este año tan singular, ¿qué extrañaste de las milongas o de tu contacto con el universo del tango pre-Covid?
Liliana: ¡Extrañé todo ! Lo más fuerte fue, sin duda, lo social. El encuentro con la comunidad tanguera en general y,en particular, con las personas con quienes mantengo vínculos afectivos más cercanos.
También hicieron y hacen falta los abrazos y el baile en sí mismo. Fue un cambio de hábitos placenteros fuerte y sin preaviso.
Daniel: Extrañe la reunión con mis amigos, los abrazos y la confraternidad que reina en las milongas.
Sandra: Este año tan difícil y atípico, sobre todo para el tango. El COVID-19 vino a modificar nuestra vida y costumbres y el tango no quedó afuera. Se extraña el abrazo milonguero, las charlas con amigos, el compartir la misma pasión.
Hernán: Lo que extrañé en particular es estar presente y tener la presencia de los demás. Las milongas son comunidades muy chiquititas y en el baile, se crea un espacio de intimidad con el compañerx.
Alejandra y Sergio: Extrañamos el encuentro social, las charlas que teníamos con ver a la gente de la milonga que queremos un montón, gente que viene de diferentes edades y lugares. También extrañamos vestirnos, maquillarnos (en mi caso), elegir los zapatos que vamos a ponernos. Esa es parte de la magia que extrañamos de prepararnos para ir a la milonga. Por supuesto, nos hizo falta bailar junto a otros y escuchar la música. Para nosotros las salidas de pareja eran ir a milonguear, lo hacíamos 4 o 5 veces por semana.
Sin duda, faltó el encuentro social y las charlas con gente de tango. Recordar las anécdotas que nos contaban los viejos milongueros como “te acordás que Pugliese tocó en tal club que ahora ya no está?”. Había un viejo milonguero que iba a La Aurora que sabía todo de Troilo y contaba que lo bailaba desde chiquito.
María Inés: Extrañé la magia de lo que implica ir a una milonga desde el inicio. Cuando sabés que vas a ir a bailar, pensás que te vas a poner. Extraño el encuentro con la gente del tango, las complicidades con mis amigas y la diversión. Sobre todo extraño el baile en sí y la magia que crea el abrazo, la música, el sonido de la pista y la gente. La energía que se genera en ese grupo de gente que se junta por su pasión por el tango. Lo que se ve en la milonga cuando se genera el cabeceo ,disfrutar de ver como se arregla la gente , y la magia o la ansiedad linda de lo que estamos pensando respecto a lo que puede pasar en la siguiente tanda, con quien voy a bailar. Todo eso.
Damián: Extraño a la milonga en sí. Ir a la milonga, verme con gente. No soy de los que van y se bailan todas las tandas, toda la noche. Muchas veces he ido a milonguear solo porque me gusta mucho todo el ritual de vestirme “bien” e ir a sentarme a escuchar música. Más de una vez me volví sin bailar y porque era que necesitaba estar ahí. Eso extraño. Sentirme parte de un mundo que para los demàs puede llegar a ser ajeno. Y que es mío.
Mónica: Extraño los abrazos y los encuentros sociales.
Verónica : Se extraña mucho el clima tanguero.. Se trata de todo.. el entorno.. la música.. la compañía.. los preparativos.. Esa noche se convierte en mágica cuando todo se combina.. y en esas cuatro paredes sabemos que todos compartimos el placer y el privilegio que nos une, el tango.
Mariana y Eduardo
Mariana: Extrañé todo, el tango es una forma de vivir, una cultura. Una manera de sentir la vida. Muchas veces aquí en Buenos Aires dejaba de ir a la milonga, por falta de tiempo a veces, porque el tango acá es como un mar en una ciudad costera, está siempre, esperándote, uno cree que siempre va a estar ahí, pero con la pandemia, sentí como si se hubieran llevado el mar de la playa. Más allá del tango, el baile es una necesidad del ser humano, uno a veces baila sin pensarlo, es algo del instinto. Es como si nos hubieran quitado una parte de nuestra vida, como quitarte el oxígeno.
Eduardo: Lo que extrañé es el ambiente milonguero.
Belén: Como milonguerx, ¿cómo te conectaste con el universo del tango durante la parte más dura de la cuarentena? ¿Escuchando la radio, siguiendo cuentas de Instagram, sosteniendo el contacto con chats de grupos de tango, tomando clases por Zoom?
Liliana: Clases de técnica por Zoom , cuentas de instagram , grupos de tango por whats app , escuchando tangos y también programas radiales como los de “ la dos por cuatro “. Nada , en mi opinión , reemplazó ni reemplazará a la milonga .
Daniel: Durante la parte más dura de la cuarentena me mantuve conectado por clases en Zoom.
Sandra: Para mi en particular fue muy difícil mantener el contacto con el mundo del tango. Si bien me conecte algunas veces a alguna charla por Zoom y sigo algunas cuentas en Instagram y mantengo chats con mis amigos tangueros no hubo una conexión directa con el universo tanguero, nada de lo virtual pudo, para mi , reemplazar lo presencial, lo real.
Hernán: Estuve en contacto a través de las redes sociales, de algunos espectáculos por Zoom y leyendo. Algunas veces pasaba en auto por alguna milonga como El Parakultural y me daba nostalgia, o como dicen “saudade”. Pero confío en que volverá.
Alejandra y Sergio
Alejandra:Este año me conecté con el tango desde mi rol como organizadora del Campeonato de Tango Son y Serán desde la convocatoria y con la edición de los videos.
Sergio: Yo enseño tango pero ya venía desarrollando mi faceta de musicalizador. Con la pandemia se cortaron ambas actividades. En lo particular, pienso que enseñar tango de manera virtual no es ético porque no se puede hacer una observación real de la pisada asociada a la musicalidad, tampoco se puede dar una devolución clara al alumno a través de la pantalla. Me dediqué a hacer arreglos en casa y a hacer un curso de electricidad. Como milonguero no extraño la milonga. Hace poco le comenté a un organizador que veo a esta pandemia como la cortina de la tanda de los tangos que nos vamos a bailar. Es un impasse.
María Inés: Dando clases de tango y aproveché para bailar mientras daba clases. Vendo videos que, aunque suene contradictorio, me dió más nostalgia. Tengo la suerte de estar en pareja con alguien que baila así que esto redujo un poco el dolor por la lejanía.
Damián: Al principio de todo esto, estábamos tomando clases presenciales y tratamos de mantenerlas todo lo que pudimos. No fue fácil y finalmente, tuvimos que dejar. Música escucho siempre. Tango, todo lo que puedo. Un viaje en bondi, en casa para hacer cosas y demás. No desconecté mi parte más curiosa y eso hizo que me ponga a leer y buscar información de orquestas.
Mónica: Mantuve mi conexión con el tango tomando clases por Zoom y viendo muchos videos.
Verónica: Durante la cuarentena intenté mantenerme unida a través de los grupos de tango en las redes sociales compartiendo videos de tangos, tomando algunas clases virtuales y con el proyecto de la radio digital de tango Naranjo FM del que formo parte. La radio fue la forma de no desconectarme del mundo milonguero. También aprovechamos para bailar algún tanguito en la cocina cuando cocinábamos los domingos con mi pareja.
Mariana y Eduardo
Mariana: Con el tango estoy siempre conectada, es para mí una forma de vivir. El tango no es sólo bailar, es la poesía, la música, el café, una forma de pensar, de sentir. Es la ciudad de Buenos Aires, las calles de San Telmo por las que camino todos los días.
En lo relativo a nuestra actividad profesional y laboral durante la cuarentena, pudimos desarrollar más nuestro costado docente y de coaching como asesores en el campo del arte de dramático para ayudar a la composición de cuadros o videos de otros profesionales. Respecto a nuestro trabajo de creación, pudimos,por suerte, sostener nuestros ensayos y avocarnos más a nuestra improvisación que a lo coreográfico.
Eduardo: Los medios citados no son referentes para mi conexión con el tango.
Belén: Desde tu mirada, ¿podemos pensar exclusivamente en milongas al aire libre a partir de 2021 en Buenos Aires?
Liliana: No sabría decirlo.
Supongo la primera parte del 2021 se organizará siguiendo esta modalidad . Y después dependerá sobre todo del “ control “ de la pandemia . Esperemos se vuelva lo más rápido posible a nuestra rutina milonguera pre pandemia .
Daniel: Sí.
Sandra: Sabemos que este virus vino para quedarse, así que en mi opinión, hay que empezar a volver a una “normalidad modificada “ es una buena opción empezar con las milongas al aire libre y sin intercambio de pareja.
Hernán: Es una buena propuesta la de la milonga al aire libre. En CABA tenemos un clima privilegiado y sabemos que ese formato puede funcionar desde mediados de noviembre hasta marzo. Hay que buscarle la vuelta para volver a incursionar en esa danza de contacto tan estrecho. Sería raro tener que bailar con barbijo y tanta protección.
Alejandra y Sergio
Alejandra: Quizás están pensadas para un público de edad avanzada, a nosotros nos encanta ir a milongas de gente grande pero no es lo mismo que ir a una milonga en ambiente cerrado y con aire acondicionado. El baño es otra comodidad importante que hace a una buena milonga, sobretodo para las mujeres que vamos a retocar el maquillaje, a chusmear entre tandas o a cambiarnos los zapatos. Estas milongas no llegan a incluir a todo el público milonguero.Quizás una buena idea sea esperar a los protocolos para salones cerrados con menos gente, ir a bailar con pareja fija. Con esto se va a reducir la ganancia para los dueños de los salones, claro.
Sergio: No estoy del todo de acuerdo con las milongas al aire libre hasta que no haya una vacuna efectiva contra el Covid-19, estos espacios representan un riesgo para los adultos mayores, que son los más expuestos.
María Inés: Creo que se pueden hacer milongas en espacios amplios siguiendo determinados protocolos, no sólo al aire libre. Si el lugar tiene buena ventilación, se puede pensar en el uso obligatorio de barbijos, uso reiterado de alcohol en mesas y manos, toallitas para la cara y tener mayor distancia entre parejas. Quizás las milongas sean menos concurridas y se trabaje con la mitad del flujo de personas que se hacía antes. Esto por lo menos para el inicio. Al final de 2021, quién sabe, quizás, en el mejor de los casos, estaremos bailando de la manera que solíamos hacerlo.
Damián: ¡No! Y, sinceramente, espero que no. Me encantan las milongas al aire libre, pero eso le da un aspecto más descontracturado. A mi me gusta la estructura que tiene el tango más formal. Lo disfruto. La noche y los brillos. Las corbatas, vestidos. Si lo pensamos desde un lugar más liberal, está bien. Pero el tango no es liberal. No me mal interpretes. La sociedad, los tiempos se volvieron más liberales y lo celebro. Pero en el tango está todo escrito.
Mónica: Pienso que sí.
Verónica: Ojalá pudieran abrirse algunas milongas al aire libre con todos los cuidados del caso seguramente. Creo que el esparcimiento permite mantener sana nuestras mentes que es también parte importante de nuestra salud en general.
Mariana y Eduardo
Mariana: Puedo hablar desde mi deseo, quisiera que volvamos a tener una vida con todos nuestros sentidos. Pienso también mucho en los niños y adolescentes y lo importante de lo presencial en las escuelas, el desarrollo de los vínculos en este momento de sus vidas que está quedando abandonado. Me da infinita tristeza. Podemos buscar de todos modos el lado positivo a este período de reclusión y aprender, como el preso aprende desde su celda. Muchos hablan de reinventarse o la introspección. Es verdad, muchas cosas serán revaloradas, y tal vez el egoísmo de la condición humana, dé paso a una forma de amor más elevada. Por el momento agradezco a la vida, la existencia de las milongas al aire libre, es un poco de sol, luna y corazón a tanta oscuridad.
Eduardo: Desde mi mirada sí: milongas al aire libre y también en el salón.
Belén:¿De qué manera cada uno de nosotros puede aportar (desde su lugar y su labor) algo a la comunidad milonguera?
Liliana: Creo que el seguir sosteniendo ,cómo cada uno pueda , espacios y personas que viven de enseñar y organizar milongas colabora de alguna manera . Tomando clases por zoom , ahora existe la modalidad presencial con distancia . Si se tiene pareja concurriendo a milongas en espacios abiertos ,respetando protocolos .
Y así utilizando diferentes estrategias tratar de transitar ,lo mejor que podamos ,esta realidad incómoda y difícil para todos .
La pandemia va a pasar y los lugares van a resurgir para el deleite de todos .
Daniel: Cuidándonos y respetando siempre los protocolos para volver a bailar seguros.
Sandra: Creo que la forma de dar soporte al mundo milonguero es demostrar lo importante que es para nosotros los encuentros, y difundir lo bueno y sano que es el tango.
Hernán: Cada uno puede aportar propuestas desde su creatividad, hacer torbellinos de ideas. Plantear ideas que se puedan llevar adelante para la comunidad tanguera.
María Inés: Manteniendo la publicidad y difundiendo las clases de aquellos que dan clases por Zoom o quienes se animan a dar clases en lugares públicos con pocas personas. Sosteniendo los festivales que se vienen haciendo para apoyar a la gente que vive exclusivamente del tango, dando atención a las radios para que no decaiga su audiencia, escribiendo para mantener vigentes la publicaciones sobre el tango. Compartiendo las angustias o preocupaciones que el colectivo tanguero pueda tener, como es el caso de esta encuesta/reflexión/propuesta.
Damián: Desde el lugar que nos toca. Creo que cada uno hizo y hace lo que puede. Con el respeto que se merece. Y desde lo social, hubo gente que le pegó por el lado de la solidaridad. Nosotros estuvimos colaborando con bolsas de alimentos, que es algo que hacíamos frecuentemente, pero esta vez sabiendo hacia dónde va. Esto también pasará. El tango ha sobrevivido a varias de estas crisis.
Mónica: Cuidándonos, teniendo paciencia y colaborando (si se puede económicamente) con quienes laburan en esto.
Verónica: Creo que como lo estamos haciendo.. participando en todas las actividades tangueras disponibles en línea para no olvidar el tango.
Mariana y Eduardo
Mariana: Desde mi lugar, seguir realizando nuestros ensayos, clases, entrevistas o cualquier otra actividad de tango y fundamentalmente apoyar a nuestros compañeros, colegas y todo aquel que desarrolle actividad tanguera. Siempre lo pensé así, antes y ahora durante la pandemia. Pero ahora más que nunca.
Eduardo: En este momento suena el tango en las plazas, así que desde mí, yo voy a bailar con los demás, tomando los recaudos necesarios.
Belén: ¿Qué es ser milonguero/a en 2020?
Liliana: ¡Hoy es nostalgia y añoranza pura!
Daniel: Una pasión un sentimiento ser milonguero es cómo ser operario en una fábrica de amigos.
Sandra: Ser milonguero en el 2020 es recordar pasos, abrazos, ochos y ganchos hasta el día que podamos bailar.
Hernán: La pasión se mantiene intacta, en mi caso desde que empecé a bailar en 1997. Esta danza, su música, la poesía de las letras hacen que el tango permita un contacto sensible y placentero. Las milongas son lugares mágicos donde hay sentimiento de pertenencia y se habla un idioma universal.
Alejandra y Sergio
Alejandra: Este año ha sido un desafío y un aprendizaje no sólo como actores del mundo del tango sino como seres humanos. Nos ha forzado a buscar otras cosas y otras formas. Ahora toca ver como volvemos, quizás tenemos que hacer un poco la plancha y dejar que pase más tiempo para poder retomar el tango y la milonga como eran. Este año me permitió desarrollar otros proyectos relacionados al tango.
Sergio: Ser milonguero en 2020 es ser partisano de la resistencia, un Bella Ciao.
María Inés: Es guardarse las ganas de bailar o, mejor dicho, de ir a la milonga. Uno puede bailar pero el entorno y la magia de la milonga son irreemplazables. Sólo podemos extrañarla, añorarla, desearla, valorarla y guardarla en el corazón mientras aguantamos las ganas de volver viendo cuál es la mejor forma de canalizar esa emoción que tiene todo milonguero.
Damián: ¡Un gran problema! Por todo lo que implica. Hay que diferenciar al milonguero del bailarín. El bailarín corre los muebles y baila. Si no tiene con quién, baila solo. Pone música y ya. El milonguero necesita de la milonga. Del lugar. Del ritual. Porque es un ritual ir a milonguear. Ojo. Es una opinión mía.
Mónica: Encontrarse y reconectarse con uno mismo, perfeccionarse en el tango para poder transmitirlo al momento del abrazo con el otro.
Verónica: Es hacer resurgir con todo al tango.. hoy más que nunca.. Apoyar eventos milongueros .. Acompañar y estar presente.
Mariana y Eduardo
Mariana: Es seguir soñando, como siempre. El milonguero baila y sueña, como los niños. Porque uno muere cuando renuncia a sus sueños…
” ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ficción, una sombra, una ilusión, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son” de “La vida es sueño “de Calderón de La Barca.