Charlas con gente de tango: Hugo Mastrolorenzo

Hugo es bailarín, artista plástico, actor, profesor, escritor, meticuloso buscador y potente materializador, coreógrafo e investigador. Hombre sensible, generoso y disponible. Desde el video de la final del Campeonato de Tango 2016 donde Hugo y su compañera Agustina Vignau interpretaron Volá hasta la presentación de su cuarto libro Tango Notación, Milonga ha seguido sus pasos con enorme admiración. En esta ocasión les compartimos la primera parte de la entrevista.

Belén: Contame sobre vos y tu relación con el arte.

Hugo: Empecé en la danza desde chico, desde la escuela primaria. Yo me crié en la provincia de Buenos Aires, a unos 35 kilómetros en un lugar que se llama Los Polvorines. Ahí era muy habitual hacer danzas folklóricas en las escuelas en los actos y demás (actividades escolares) y había muchos grupos folklóricos así que te diría que era casi un lugar común en el ambiente. A su vez, yo quería hacer otro tipo de danzas, pero no era tan fácil hacerlas allá, por ejemplo, las danzas clásicas o contemporáneas no tenías posibilidad, tenías que venir al centro. Pero mis comienzos fueron por la pintura así que hay algo ahí muy rico para mí a nivel imagen y a nivel simbólico. Siento que hay mucho de la pintura también en las coreos, en el tratamiento coreográfico de los simbolismos que aparecen. Yo creo que juego mucho con eso a todo nivel. Digamos, hay algo simbólico ahí que te puede pegar de forma directa y literal y hay algo más del inconsciente que es muy del surrealismo, que es para donde yo quería ir con la pintura. Así que, si bien dejé de pintar, en algún sentido hay imágenes que traslado, o que intento pintar en la danza, y que para mí son clave para poder narrar a través de ese tratamiento.

Belén: Como espectadora, la coreografía de Volá tuvo un profundo impacto en mí. ¿Cómo la creaste/crearon?

Hugo: Te cuento las patas que fueron armando la parte compositiva de la representación escénica de Volá porque siento que ahí hay cosas del teatro, de la pintura, del tango. Creo que aparecen calidades de movimiento de la danza contemporánea. Son cosas de las que nos fuimos nutriendo con Agus, más allá del tango. Lleva un tiempo encontrar la voz interior, decir: “Che, es por acá, esto es lo que me gusta. Este tipo de guiño, de densidad, de pisada o de abrazo o de sensibilidad”. Pero me parece que para comunicar escénicamente, o al menos lo que nosotros queríamos comunicar, nos faltaban bastantes más herramientas que el tango. Y así vinieron todas estas herramientas, algunas las había aprendido de chico y otras vinieron por necesidad también. Nosotros trabajamos con una línea teatral que queríamos que tenga un naturalismo porque sentíamos que eso llega sensorialmente. La forma en que se venía actuando en el tango no tenía la misma llegada porque siento que eran gestos pantomímicos un tanto más exacerbados. Yo puedo entender el signo, pero a mí me llega frío, me llega como el número del signo. Me llega como diciendo, “ah, está bien, si veo que abre la mano y le toca la pierna está diciendo sensualidad”, pero no está siendo sensual. Es lo que le pasó al teatro históricamente, el teatro ponía un signo en escena, pero a vos no te llegaba. Con el naturalismo y todo lo que viene después, vos hasta te creés la escena y te emocionás con la escena. Entonces, son patas de una misma construcción: las imágenes simbólicas, la idea surrealista de la imagen, una serie de conceptos a manejar en el tratamiento coreográfico y para nosotros es clave esa forma teatral.

Tapas y bocetos

Belén: Contame sobre las tapas de tus libros.

Hugo: El libro de la tapa negra fue el primero que edité y después fueron apareciendo con distintas tapas. En Alemania se editó con una tapa que tenía a René Descartes con un zapato de tango. Se publicó en distintos momentos y lugares con distintas tapas.

La tapa de mi cuarto libro, Tango Notación, es un boceto a mano alzada, y el de El Orígen de la Especie es un dibujo mío también, ese fue mi segundo libro. Ese es como un abrazo de tango, como si las manos se estuvieran abrazando, pero hay un dedo levantado y del otro lado está el dedo de la creación.

Con la tapa de mi último libro volvemos a un viejo problema mental mío de los símbolos. Juega a desentrañar, como si fuese la lectura de música, bueno, cuáles son las notas que conforman una suerte de escala musical para componer el tango: no una partitura musical que después de A sigue B, sino cuáles son las notas. No por el orden en sí, sino para poder encontrar cuáles son las piezas compositivas.

Algo que me quitó el sueño por mucho tiempo, antes de escribir el primer libro, era cómo se podía enseñar una danza de improvisación. Cuando yo ingresé al tango, a mediados o fines de los 90, todo el sistema de enseñanza estaba basado en secuencias. O sea que después de A sigue B, en ese caso. Ahora bien, había una contradicción absoluta entre el discurso acerca de la improvisación y el sistema de enseñanza. Hoy sigue pasando muchísimo, de hecho vos ponés en YouTube “enseñanza del tango” y un noventa por ciento es por ese lado, pero justamente [mi búsqueda] estaba en poder generar algunos grupos de investigación para poder tratar este tema. Insisto. Yo venía de aprender danzas folklóricas. Vos ahí tenés un paso base, un orden de desplazamientos, por ejemplo, vuelta entera, giros, etc. Y tenés un número de compases, o sea, vuelta entera en ocho compases. Hay una estructura coreográfica bastante grande ahí. Me parece que había que sentarse a ver: “Che, ¿cómo se enseña esto que rompió un canon impresionante?” Una danza de improvisación de pareja abrazada y sin paso base. Paremos un cachito y pensémoslo, pero de verdad que es complicado.

Ese fue un ejercicio interesante de pensar con varias personas y en distintos períodos. Y es algo que me sigue dando vueltas, es algo que me sigue sonando.

B: Entonces van a venir más libros.

H: Sí, sí. Ese libro es como eterno. El libro de una posible herramienta para la enseñanza que no caiga en las contradicciones que todavía seguimos teniendo acerca de la transmisión estructural de una serie de pasos de una danza de improvisación. Y está ahí, ¿no? No sé. ¿Cuáles son los medios para poder incorporar este baile? Porque de verdad que es frustrante al comienzo. Por ejemplo, a vos te enseñan una secuencia, después vas a una milonga, más acá en Buenos Aires que tenés gente por todos los lados, y ves que no podés hacer lo mismo. ¿Se entiende lo que digo? Entonces hay algo en donde el sistema ayuda a la memoria secuencial y no hay un sistema que aporte a la cuestión esencial de la danza tango, en este caso. ¿Cómo le comunico una serie de movimientos sin un orden establecido? O sea, es totalmente otro enfoque escolástico, ¿se entiende? Por eso sigo en investigar de qué forma (hacerlo) y es un avance para mí al menos poder encontrar las piezas a concatenar en el tango. Por ejemplo, uno estudia música y sabe que hay doce notas. Después la combinación de esas doce notas en distintas escalas hace temas musicales. Si yo te pregunto cuántas posiciones hay en el tango… [silencio, Hugo hace una mueca con la boca y un gesto con la mano barriendo debajo del mentón como expresando lo que los argentinos entendemos como “nada” o “ni idea”]. Pero además nos creemos que estamos súper avanzados en eso porque hay muchas técnicas pero las técnicas son, ¿como te diría?, son técnicas estilísticas para adquirir mayor belleza en el baile. Belleza entre comillas, ¿no? [hace un gesto de comillas en el aire con los dedos]. Pero no sé si tiene que ver con el desarrollo de la improvisación que es lo esencial en el baile. Entonces, se enseñan secuencias sobre un estilo de belleza [hace un gesto con ambas manos, como aludiendo a dos espacios]. Es un temazo, ¿no? Soy muy querido por estas cosas que digo, no sabés.

Me encanta su ironía. Nos reímos y él toma mate.