By M. Belén Bulacio –
Melinda Mancebo baila en rol de líder, y como tal es generosa, creativa y ofrece un abrazo muy amoroso. Nos encontramos un sábado a la tarde en el Prater para charlar sobre su conexión con la danza y su vida como milonguera en Viena.
B: Contame cómo llegaste al tango
M: Pues fue una casualidad, podríamos decir. En aquel tiempo, pasaron 12 años, estaba haciendo artes marciales: Tae Kwon Do. Era el mes de junio y con mi grupo estábamos celebrando el final del año afuera del club de Tae Kwon Do que estaba ubicado a la vera del río Sena. Habíamos ido a cenar y vimos un grupo de gente bailando tango, en el verano se baila tango a la orilla del Sena y es muy hermoso. Nos quedamos como capturados por el tango con un par de amigos. Allí me encontré con una amiga que se llama Nina, ella es líder también, fué muy simpática y nos invitó, nos mostró un poco cómo bailar, nos compartió las bases .Y mira, después de eso he continuado. También hubo otra casualidad porque mi papá se había mudado a Perú y yo todavía no lo había visitado pero teníamos el plan de que yo fuera a visitarle ese año y el primer país donde debíamos encontrarnos era Argentina.
B: ¡Qué casualidad!
M: Sí, y eso fue entre julio y agosto, justo unos meses después de mi primer encuentro con el tango y entonces viajé a Argentina y vi un poco de tango allá y creo que se ha incrustado un poco en mi.
B: ¡Qué hermoso inicio! Y tan sincrónico, tus primeros pasos en el Sena con Nina y después te lleva tu papá hacia Argentina. Muy lindo el inicio y el camino.
M: [Sonriendo y asintiendo] Sí, sí.
B: ¿Tomaste clases en ese momento en Argentina?
M: En Argentina no, pero a mi vuelta a Francia sí.
B: ¿Y cómo nutrís tú tango? ¿Tomás clases particulares, en grupo? ¿Milongueás un montón?
M: Creo que lo que más hago es escuchar tango en casa. Como me gusta vivir más durante el día, quizás voy a una milonga por semana, y ya es demasiado para mí. Así puedo dormir bien. También veo a la gente que se han vuelto mis amigos del tango, afuera de ese ambiente, y hablamos sobre tango y bailamos también. Pero ya no tomo clases, desde hace ya tiempo. Pero escucho bastante música.
B: Sí, lo nutrís desde otro lugar.
M: Exactamente.
B: ¿Y cómo llegaste al rol de lideresa? Porque eso fue lo que me llamó la atención de vos, no encontré muchas acá.
M: Pues, cuando empecé en París yo solo seguía en un principio. Pero esta amiga Nina, ella era líder y bailábamos juntas bastantes veces. Eso ya me fascinó, ver que las mujeres también pueden guiar, no hay ninguna razón por la que no puedan guiar. Ninguna razón biológica sino social, tal vez.
B: Cultural.
M: Cultural, exactamente. Y después de un par de años ya me sentí más a gusto con el rol de “follower”, y empecé a pensar “bueno, tal vez puedo hacer de líder” Y lo que pasó es que estaba tomando clases y no había bastantes líderes, entonces ahí me animé a proponerme más y más a ser líder. Al principio sudaba un montón [risas], en las milongas sudaba como loca, ¡había tantas cosas que pensar!
B: [Risas] Seguramente, no me quiero imaginar lo que sería estar ahí. Tantas decisiones a tomar, a cada segundo, ¿no?
M: Exactamente, no puedes dejar de pensar, y no era automático para nada. En las milongas tenía que mirar para todos los lados para que mi follower estuviera “safe”.
B: Claro, que estén seguros los dos.
M: Sí. Y bueno, después de un par de años, ya me sentí más a gusto, y lo que pasó es que me moví a Nigeria por mi trabajo. Me fuí con mi compañero de ese momento, y él también hacía los dos roles, entonces podíamos intercambiar. Y allá solo encontramos una persona que bailaba tango, era una chica de los Estados Unidos, Jennifer. Ella era follower y yo bailé mucho con ella, como líder. Pues, cuando me quedé en Nigeria, tenía esencialmente el rol de líder. No había milongas, no había gente que bailara tango, solo ella, así que así se desarrolló mucho más mi rol de líder.
B: ¡Qué bueno! Y aquí bailás los dos roles, me imagino.
M: Sí, bailo los dos roles. Y me gusta mucho el rol de líder, creo que más porque mis pies están más a gusto con ese rol.
B: Entonces sí hay una razón más biológica, o de percepción, que te lleva a…
M: Para mí sí, es eso.
B: …estar más cómoda, porque tiene que ver con eso finalmente, cómo baila uno. Estás más a gusto.
M: Sí, estoy más a gusto. También tiene que ver con mi tamaño, que soy bastante alta. Puedo bailar más fácilmente con mujeres, y con hombres depende, puede ser complicado, sobre todo si llevo tacones, que casi nunca lo hago.
B: ¿Cómo ves a la comunidad milonguera aquí en Viena?
M: Me gusta bastante. Creo que la gente está bastante abierta y quiere charlar un poco, bailar también, y eso es una buena combinación de los dos. Y creo, sobre todo las mujeres, están muy abiertas a seguir una mujer líder y eso lo encuentro bastante fácil. Y ellas también pueden invitar, y eso lo hace más fácil para mí. Sí, me gusta.
B: ¿Y milonguitas preferidas?
M: Milongas de día [risas]. Me gusta “Tango en la calle” que es una milonga fuera, durante el verano, también me gusta “La Morocha”…
B: ¡No la conozco!
M: Porque cierran durante el verano. Es los domingos por la tarde.
B: ¡Tendré que venir en el invierno! [risas] ¿Qué bendiciones/regalos ha traído el tango a tu vida? Cosas que atesorás.
M: Me ayuda a procesar sentimientos a veces. Los sentimientos más difíciles, como la tristeza o la ira. Creo que el tango me ayuda bastante a aceptarlos. Otra cosa que me ha dado el tango es la apertura de la mente, sobre todo con este rol de líder que he tomado. He podido trasladar este proceso a cada cosa de la vida, preguntarme y pues sí “esto lo puedo hacer también, que sea mujer u hombre, eso lo puedo hacer”. Y también me ha dado mucha compasión y empatía con los hombres, en sus roles dentro de la milonga y afuera también. Muchas veces la cultura quiere que los hombres sean los proactivos, que hagan la invitación, etc. Y yo lo encontré muy difícil de líder, invitar a otras personas, y esto lo encontré muy interesante, para ser más buena, tolerante.
B: Muchísimas gracias por este ratito. ¡Qué linda charla! Y ahora vamos a ver ¿qué arcano sacaste? Porque al principio de la entrevista, Melinda eligió un arcano para esta tarotista, y le tocó “El diablo”. Va muy con tú energía, porque vos tenés un quantum de Escorpio y de Plutón, el planeta de la transformación, y la transmutación potente. Y este arcano invita a ser libre, romper las ataduras de nuestras pasiones. Una invitación a romper las cadenas de lo que nos pueda estar sometiendo o sujetando. A ser libre.
M: Genial, me gusta mucho.
B: ¡Gracias, gracias, gracias!
Podés ver la entrevista con Melinda en https://www.youtube.com/watch?v=Bd5E_URZhyc&t=213s